Pues sí, ya lo he escrito: el final del erasmus. La palabra tabú: final.
Desde hace dos semanas que disfrutamos en Budapest de un tiempo espléndido. Hemos pasado de las botas, abrigos y bufandas a los shorts y las sandalias. Porque sí, por fin ha llegado el calor y el buen tiempo. Adiós temperaturas negativas, hola 25 graditos al mediodía. Así que desde entonces, la vida fuera de casa ha aumentado a niveles máximos. Y claro, pasas más tiempo haciendo cosas y empiezas a pensar "joder, esto es el paraíso, ojalá no se acabara nunca". Y te das cuenta que apenas quedan dos meses. Dos meses para volver a la vida real. MIERRRDA.
(hola primavera! te echaba de menos!) |
De vez en cuando ya vamos soltando alguna frase con presentimientos de final como "ai, cuando se acabe esto" o "no tenemos tiempo para hacer todos los viajes".
En fin, será mejor no pensar en ello.
Quiero llorar...
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