Parecía que no, que nunca se iba a acabar. Un erasmus infinito. Pero mira, de repente te encuentras a 14 de Julio y ya llevas diez días en España, que se dice pronto. Y pasando los días.
Todo se acabó TAN rápido. Y todo fue TAN triste. Un desastre. Si es que aunque hayan pasado ya diez días mi cabeza pasa más tiempo en Budapest que en Almería. Y todavía está la lágrima bastante sensible. Un horror.
No pensaba poner nada en el blog sobre el final y las despedidas porque es imposible escribir sobre esto sin sonar la persona más moñas del planeta. Pero bueno, como esto es un hasta pronto (y remarco el pronto, por favor) y no un adiós, no es tan triste/moñas (o eso he intentado).
Gracias Budapest, gracias familia.
Os echo infinito de menos (aprox.).
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¡Ladra!