domingo, 14 de julio de 2013

Don't cry for me, Budapest

Es 4 de Julio. Vas en la furgoneta del marido de la landlady camino al aeropuerto. Y mientras lloras desconsoladamente, el marido te dice "Don't cry for me, Budapest". Pero es que Budapest no llora por mi. Soy yo la que lloraba hace diez días en esa frago, pero no por Budapest, sino por el erasmus. Porque ya nunca más vas a ser erasmus, nunca más vas a volver a vivir un año tan bueno como este. A lo mejor por vueltas de la vida puedes acabar volviendo a vivir en Budapest, ¿pero y qué? Ya no eres erasmus y tus mitá amigos mitá familia ya no están. Hola realidad.

Parecía que no, que nunca se iba a acabar. Un erasmus infinito. Pero mira, de repente te encuentras a 14 de Julio y ya llevas diez días en España, que se dice pronto. Y pasando los días.

Todo se acabó TAN rápido. Y todo fue TAN triste. Un desastre. Si es que aunque hayan pasado ya diez días mi cabeza pasa más tiempo en Budapest que en Almería. Y todavía está la lágrima bastante sensible. Un horror.

No pensaba poner nada en el blog sobre el final y las despedidas porque es imposible escribir sobre esto sin sonar la persona más moñas del planeta. Pero bueno, como esto es un hasta pronto (y remarco el pronto, por favor) y no un adiós, no es tan triste/moñas (o eso he intentado).


Gracias Budapest, gracias familia. 


Os echo infinito de menos (aprox.).

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