Una bonita mañana de sábado, de esas pocas en las que luce el sol sobre Budapest (creo que de los últimos días que vi el sol aquí, vaya), alquilamos unas bicis y nos dispusimos a hacernos los 30 km que separan Szentendre de Budapest.
Las bicis las alquilamos cerca de la estación de Nyugati, en una tienda de Podmaniczky utca por 1800 florines. Para alquilarlas por cada 4 cuatro bicis hay que dejar un DNI o un pasaporte. El único problema es que la tienda cierra a las seis y, claro, las tienes que devolver antes de esa hora. Pero como nosotros las alquilamos a eso de las 12.30 nos hicieron el favor de poder devolverlas a las 18.30.
Una vez con las bicis alquiladas, viene el tramo más peligroso del camino, que es salir de Budapest. Porque desde luego que ir en bici por una ciudad donde conducen como locos no es muy seguro que digamos. Desde Nyugati fuimos hasta la isla Margarita, y luego cuando sales de la isla, solo hay que seguir el Danubio hacía arriba para llegar al pueblo. Fuimos bordeando el Danubio, y un poco más adelante de la isla Margarita empieza un carril bici (y ya te va indicando el camino y cuantos km te quedan).
Como a 15 km de salir de Budapest, hay una zona de restaurantes y bares donde paramos a comer el pescado típico (Hekk) y reponer fuerzas con una cerveza. Cuando llevas desde antes de irte de España sin comer pescado te hace hasta ilusión. La verdad que no fue muy barato, pero era abundante.
(Foto de Munchies Love) |
Con el estómago lleno, continuamos la marcha. Una vez pasas la zona de restaurantes, empieza la parte más bonita del camino. Al principio es como un parque enooorme, todo muy verde, bordeando el río también. Hay un montón de familias paseando y mucha gente montando en bici.
Después de esto, arboles a los lados, un senderito de adoquines nada agradable para ir en bici, pero una imagen muy otoñal y muy bonita. En esta parte ya no se ve el río, y el camino cada vez tiene más y más baches. Desde luego, que una montain bike no nos hubiese venido mal en vez de las bicis de paseo que nos dieron en la tienda.
Y una vez que se sale de este caminito, sales a las afueras del pueblo. Un poco más y ya estamos en Szentendre. YUHU, llegamos. Es un pueblo muy chiquito pero muy bonito. Nos tomamos unos helados, dimos un paseo, ¡incluso vimos a unas tipas cantando canciones típicas húngaras!
(Hasta los bancos del pueblo son bonitos!) |
Lo peor sin duda fue la vuelta sin parar. Y el hecho de llegar a Budapest de noche. Al menos las bicis tenían luces (aunque no todas). Desde luego, que es una bonita (y sana) experiencia. A pesar de que pincharon dos bicis (si, de 14 bicis que íbamos, 2 pincharon) y tuvimos parones (todo a la ida) y de la paliza de los 30 km del tirón a la vuelta, yo volvería a ir a Szentendre en bici. ¡¡Así que que se vayan preparando mis futuras visitas!!